Blade Runner: 2019 vs. 2049 (una diferencia larga treinta años)

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Blade Runner, dirigido por Ridley Scott ha por cierto marcado un momento fundamental en la historia del cinema. Estrenado en el 1982, cuando la ciencia ficción era básicamente representada por E.T., Blade Runner, innova el género gracias a una idea muy genial, la novela de Philip K. Dick, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Después de más que treinta años, Blade Runner vuelve con una continuación dirigida por Denis Villeneuve, el que logra en el nada fácil tentativo de no traicionar el original, pero sin quedarse atrapado. En esta continuación también uno de los puntos de fuerza de la película es la fotografía, que está muy bien cuidada y garantiza a la peli un efecto técnico muy interesante, de que merece la pena discurrir.
El imperativo, antes del estreno, fue “no spoiler”. A pesar del hecho que la película hizo ya la vuelta del mundo, nosotros vamos a respectar esta voluntad, así que no hablaremos de la trama, sino vamos a mencionar las escenas in términos abstractos. Con respecto al original, in vez, ni una rémora. Los dos directores de la fotografía, Cronenweth por Blade Runner, y Roger Deakins por Blade Runner 2049, empezaron básicamente desde similares planos de trabajo, orientados por una poética elegida a la continuidad. Sin embargo, las técnicas utilizadas tienen una caracterización única que las tiene distinguidas entre los dos.
Como Blade Runner es una buena combinación de ciencia ficción y noir, es obvio insistir sobre el uso de elementos típicos de este último, para comprender como esos influyen sobre el producto visual. Nos referimos al uso de agua, humo y colores.

Agua

Blade Runner se quedó memorable en virtud de la famosa escena en que Roy Batty/Rutger Hauer a punto de muerte pronuncia su monologo final, bajo de la lluvia. Esta escena es un buen inicio para comenzar. El valor del agua en Blade Runner está limitado, en el sentido que Cronenweth la usa como algo escenográfico más que esencial. La cara de Roy Batty rellena la pantalla, y la lluvia no la modifica en los lineamentos ni adjunta características importantes para la fotografía. Se nota en vez un importante juego de claroscuros, que tiene, eso sí, una relevancia desde el punto de vista de la trama. El fondo es muy luminoso, delineando nítidamente los contornos de la cara de Roy, golpeado por una luz que la divide en dos mitades. La misma luz se ve en contracampo, de forma especular sobre el viso de Rick Deckard/Harrison Ford. Solo que este está hundido por el buyo. No vamos a detenernos sobre el significado de esta elección, pero parece evidente el punto de la cuestión. El agua es un elemento superficial, un eco básicamente a las palaras del androide que muere (Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia). En Blade Runner 2049, el agua, la lluvia, son elementos más cargados de significado. En primero lugar, Deakins hace una asociación clásica agua/vida, nacimiento, quizás en contraposición con la escena precedente. Tiene por lo tanto valor antropológico fuerte. Sin embargo, no es solo esto. El agua es un elemento visivo determinante, deforma el cuadro, lo sucia, lo empaña. Deakins es explosivo gracias al elemento agua, capaz de crear cuadros de grande efecto y concepto, evidenciando unos elementos sobre la pantalla, y desvalorizando otros.

Humo

De cualquier forma – niebla, nube, smog, vapor aqueo – el humo es la característica principal de las dos películas. Con respecto a la versión 1982, era probablemente la novedad absoluta, y era indispensable para crear una atmosfera alternativamente inimaginable. Cronenweth se hizo inspirar desde todos los noir americanos entre de los años 40 y 60 – y por cierto desde una parte del cine francés -, desde las atmosferas cavernosas y oscuras, pero sobre todo llenas de humos, que permeaban el aire de diabólicas nieblas. Una técnica de impacto, claro, pero también una solución para crear suspense, para facilitar un golpe de escena, una batalla. Y al mismo tiempo es útil para pintar el mundo posbélico narrado por Philip Dick (un poco diferente desde lo visto en la peli) en su novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, un mundo que sabemos devastado por polvos fines que nublas las capacidades intelectuales y físicas de los hombres. Blade Runner 2049 adjunta nuevas formas de expresión a las experimentadas por Cronenweth. La densa niebla que hunde la ciudad es usada junta con las luces, dando profundidad a las escenas uy una coloración que parece psicodélica. En esto, por cierto, Deakins tiene mucha ayuda da la difusión de las luces al neón y al led, a que evidentemente los cuadros se refieren. Por lo tanto, el humo oscurece, pero se hace cargo también de una función intima, melancólica, poética. Como por el agua también, el humo se hace película sobre película, un filtre a través de que la realidad se transforma y se deforma, así como los ojos la ven.

Colores (y luz)

La parte relativa al uso de los colores es quizás la más importante. El original Blade Runner jugaba mucho con los contrastes, luz y sombra. La idea, probablemente, era la de destacarse desde la monocromía del género a la que la escuela cinematográfica nos había acostumbrado para crear un mundo por lo menos bicromico, que representara la fusión de los dos géneros de que se hace cargo. Blade Runner 2049 se pone, en este caso también, en una línea continua con su precedente, pero mete a disposición de la fotografía una cantidad impresionante de colores, con respecto a una película de género. Se va con desenvoltura, desde un amarillo ocre hasta un verde intenso en las escenas fuera de la ciudad. Y con igual desenvoltura se pueden apreciar los colores suavizados de unas escenas ciudadanas desde el viola neón de unos hologramas, resultado obtenido gracias también a los medios técnicos de posproducción, cuyos por cierto Cronenweth no disponía. E todo está coronado de la carga de unos cuadros totalmente desaturados, desde los que emergen solo unos detalles con pleno color. La luz, además, está utilizada con mucha sabiduría, en combinación con un exquisito sentido de profundidad o una perspectiva significativa.

Al final, pasaron treinta años en la trama, sin embargo, pasaron en la realidad también; por lo tanto, las técnicas se modificaron, poniéndose a servicio del arte. Y nosotros estamos conscientes.